aliñarse la piel


o cómo llegó la aceitera a mi baño.
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Cuando propusimos un febrero sin químicos para los #12pequeñoscambios me vino a la cabeza una imagen publicitaria que me impactó en su idea y a la que acompañaba la frase: ¿qué cantidad de petróleo pones en tu cuerpo?


Me he dado cuenta que mi relación con los aceites empieza con el primer curso de preparación al parto. Tuve una comadrona muy punk o "alternativa". Ella fué la primera que me defendió la teoría de que el auge de la piel atópica (¿no os parece que últimamente se diagnostica piel atópica con mucha ligereza?) se debía a dos factores: el aumento de la contaminación y el exceso de cremas, jabones, colonias y potingues que les ponemos a los bebés. En eso era bastante radical: una gota de jabón en la bañera, basta. Y nada de cremas hidratantes, ni colonias, ni pomadas en cada cambio de pañal.


Siempre nos daba como alternativa, los aceites, de calidad, de primera prensada, ecológicos, nos remarcaba. Ahí empieza mi relación con los aceites: el de almendras para prevenir estrías, el de caléndula para las pieles sensibles, mosqueta para las cicatrices y coco o karite para las zonas que necesitan más hidratación.

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A favor de esta teoria, esta también la dermatólogo que trató el brote de acné que tuve cuando viví nueve meses en Lisboa. Y os aseguro que si un cambio de agua me provocó tal brote, hay que ser muy cuidadosos con los ingredientes que ponemos en nuestra piel. Ella también defendía, que, en mi caso, evitar los cambios era la clave, ni cremas ni maquillajes, sólo crema solar no comedogénica y aloe (en gel y sin alcohol) para la piel irritada. Nada más. De acuerdo que soy un poco rostro pálido desde entonces, pero mejor pálida y algo deshidratada que llena de granos e irritada, no?

Así que con esa base, me costó muy poco eliminar del todo las cremas y probar el plan de littlegreendot para iniciarse en la cosmética natural

Más sencillo imposible, tres ingredientes de la cocina son suficiente: como limpiador, la miel; como tónico el vinagre, para hidratarse y desmaquillarse, aceite. La rutina de waselwasel o la de carucienfuegos se basan en esos tres ingredientes. Y por lo que yo llevo andado, funciona. Cómo no me maquillo, la miel y el tónico no las uso todos los días. Me lavo la cara con agua y jabón y me pongo una gotita de aceite de girasol. Listo.

En lo que a cosmética se refiere dejas de ir a la droguería y encuentras en la cocina (casi) todo lo que necesitas. 

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Si además te planteas reducir plástico y envases, lo mejor es pasar de líquido a sólido. Volver a la pastilla de jabón, vaya. Los envases que aún tenía por casa los estoy rellenando en la tienda de jabones a granel, para R. y los niños. 

Así que para abandonar del todo el lineal de droguería del supermercado, este febrero, me he propuesto buscar alternativas más naturales a los productos de limpieza de la casa. Y por lo que he estado leyendo, parece que voy a utilizar la otra aceitera, y que el vinagre es, en el caso de la limpieza, el ingrediente estrella. Os voy contando por las redes y a final de mes, aquí. Atentas a los #12pequeñoscambios.





Comentarios

  1. Jejeje, yo también tengo directamente la botella de aceite en el baño... y hace tiempo que en mi baño hay bien pocas botellas. Para la limpieza de la casa sólo uso jabón, vinagre, bicarbonato y aceite de árbol de té (a veces un poquito de esencia de lavanda) y la casa no está más sucia que antes ;-)

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