mostaza para no-egoblogger

O historia de un gorro en cuatro fases:
mustard quill hat pattern





1. Dedicarse un momento a una misma. Autoregalarse una suscripción a OTRA revista más.
Reservarse para una misma la mejor lana del stash, porque yo lo valgo.
2. A falta de ovilladora, ovillar a la antigua usanza, a mano, usando la mesa auxiliar de devanadora. Mujer con recursos vale por dos.
3. Estrenar el bol cerámico para lana qué me compré en las últimas vacaciones- qué lejos quedan ya- en una de esas compras impulsivas que no puedo evitar cada vez que entro en el archiconozido bazar danés. Seguir el patrón al pie de la letra, cosa que hacía una eternidad que no pasaba. Aún sabiendo que 96 puntos son demasiados y que me iba a quedar anchote.
4. Intentar en vano sacar una foto del gorro puesto sin que yo le robe protagonismo.

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Lo dicho, no valgo para egoblogger. Incapaz de pedirle a alguien que me saque una buena foto o hacerme un selfie sin que cojines, juguetes, reflejos en las gafas, palidez de rostro y otros, despisten al personal de fijarse en el objeto de la foto: el gorro.

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El patrón, el quill hat de Andrea Mowry, recomendable, ni my fácil, ni excesivamente complicado. Pensando si invertir la otra mitad de la madeja en Antler hat de tincanknits. Esas trenzas me tientan y me dan pereza a partes iguales.
Además, ¿quién necesita dos gorros mostaza? Un no-egoblogger como yo seguro que no.

Comentarios

  1. Desde ayer soy oficialmente suscriptora de tu nueva revista (yo no quería, pero he sido empujada vilmente por Violeta, que tie e la teoría d q es el mejor regalo que me puedo hacer)
    Me gusta esa lana mostaza. Yo tengo la tendencia a hacer los gorros pequeños... no sé que será mejor...

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    1. Ja, ja, ja Y quién piensas tú que me tentó hasta que caí y me hize suscriptora?

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