29 semanas

La única cosa buena que tiene que me hayan programado tantas ecografías extras es que puedo oir tu corazón y verte la carita más a menudo. Se nos hacen largas, tanto a ti, que no paras de moverte, como a mi, que estoy deseando que me digan por fin que todo esta en orden y que ya no hace falta más seguimiento. Como dijo mi comadrona cuando lo supo: "esas máquinas a veces son demasiado precisas, seguro que antes había mil casos y no se empeñaban en buscarle tres pies al gato"

Claro que la precisión también te proporciona momentos únicos, como el bostezo que nos regalaste en la eco del lunes.

Por lo demás, esta ha sido una semana de estudio. En Enero y en Junio tengo dos sabados con exámenes. Estudio a distancia, en la UOC, y como voy a paso de tortuga, ya hace bastantes años que tengo incorporada esa rutina. Aún así, el instinto maternal hace de las suyas y te hace sentir mala conciencia por "huir" de tu hija y "esconderte" en la sala de estudios para conseguir algo de concentración. Y digo ALGO porque, para que nos vamos a engañar, estudiar a los 30 y... no es lo mismo que a los 20. Y estando embarazada ni te cuento. Las sillas de plástico no son soportables más de hora y media. En casa se pueden llegar a hacer auténticos malabares para poder estudiar un ratito cómoda y con la escasísima luz natural que nos permite la lluvia de estos días. Mi improvisado rincón de estudio con la mesa auxiliar de atril y la pelota como silla:

Cuando voy a Barcelona por los exámenes intento ir con tiempo para pasear un poco en las pausas. Hay algunas visitas obligadas: Tiger, la Central del Raval... y aunque no puedo comprar cosas de gran tamaño porque luego vuelvo cargadisima en el tren, siempre cae algún capricho. Estas fueron esta vez mis "compras impulsivas" R.dicit. Revista, que a la vuelta me da pereza seguir repasando apuntes. Libretas, nunca se tienen suficientes; whasi tape y funda pesonalizable. Ropita en versión mini.