Esta semana la vida se me
ha girado como un calcetín y me he quedado del revés y con el corazón hecho pedazos. No os asustéis que no me
ha pasado nada grave. A mi no. Pero a alguien cercano a mi se le ha
desmontado la vida de repente y en pleno puerperio a mí me ha
afectado mucho.
Me siento como esa persona
y yo fuéramos las dos caras de la misma moneda y que la felicidad
que siento yo ahora de poder tener a mi bebé en brazos sea
equivalente a la infelicidad de la cruz que le ha tocado vivir a
ella.
No entraré en detalles,
pero para que os hagáis una idea es una de esas situaciones en que
sientes la contradicción de querer detener el tiempo, dejar de lado
lo urgente y lo necesario y ocuparte solo de lo importante y por el
otro, querrías vivir cada instante, incluso el más efímero y
rutinario como un regalo que agradecer.
Me planteaba incluso de si
tenía mucho sentido publicar en el blog como cada martes. Incluso me
plantee dejar el blog un tiempo. He dormido poco y mal estos días
preguntándome una y otra vez como podría yo ayudarle.
Al final hoy me topé con
este poema que publicó rejuega:
Si
de veras quieres ayudarme:
No
camines por mí, déjame caminar por mi camino;
No hables por mí, déjame hablar y escúchame;
No llores por mí, déjame llorar y acompáñame;
No decidas por mí, déjame elegir y respeta mis decisiones;
No te arrojes al agua por mí, déjame que aprenda a nadar;
No me impongas tu experiencia, déjame hacer la mía;
No aciertes por mí, déjame aprender equivocándome:
Porque yo crezco más con mis errores que con tus aciertos.
René Trossero
Me he dado cuenta que
necesito aplicarmelo, y mucho, en casi todos los aspectos de mi vida
y que la mejor manera que tengo de ayudar a la otra cara de mi
moneda, es vivir mi cara y dejarle que escoja como quiere vivir su
cruz. Aunque me cueste infinito dejarle espacio, voy a intentar
releerme el poema cada vez que este tentada de darle un consejo que
no me ha pedido. Ser paciente y esperar que sea ella la que pida
ayuda. Y por si me olvido, tener este post para releerlo y recordarlo.
Primero,un abrazo grande para tí.
ResponderEliminarSegundo, que buen poema, deberíamos todos leerlo a diario.. y dejar que la vida aunque con frenazos, siga.
Es tremendo cuando tenemos que para en seco para poder asumir lo que pasa, pero como bien dices tu.. la paciencia y el espacio es lo mejor para poder soportarlo y superarlo.
Besos y otro abrazo grande gordo