De acuerdo, empezamos muy mal la recta final del reto. Último trimestre y ninguna de las tres consiguió publicar post del reto de octubre! Corramos un tupido velo y afrontemos con ganas los últimos dos retos. Porqué para noviembre nos lo pusimos díficil: Un mes sin compras.
Evidentemente, como vosotras, empiezo el mes con la nevera vacía. No se trata de no comer. Se trata de no caer en las compras impulsivas, en el "mira que descuento y que bien me irían esas botas". En el "- No tengo colores mamá. - Te compro unos nuevos mañana, hija"
En analizar la diferencia entre lo que deseamos y lo que necesitamos. ¿Podemos postergar las compras, aunque sólo sea 30 días? Vamos a intentarlo. Y para ponerlo difícil habrá que superar la tentación en noviembre, cuando la televisión nos bombardea con anuncios de juguetes y perfumes. Las calles, los escaparates se preparan para Navidad y crecen mercados callejeros como setas.
Pienso apuntar en una lista todo lo que he conseguido "no comprar" y ver de toda la lista, lo que pasados 30 días, sigo sintiendo como una necesidad vital. Probablemente, en diciembre caerá también algún capricho, pero 30 días de reflexión por lo menos me darán tiempo de buscar con delicadeza, de sopesar pros y contras, de buscar una alternativa más sostenible, o de segunda mano, de apreciar más lo que tengo y de estirar al máximo su uso. Porqué, quizá aquel pantalón ya no resiste otra temporada completa, pero si lo remiendas un poco por lo menos llegará a Navidad.
Imágenes unplash (clicka para ver la original)
Evidentemente, como vosotras, empiezo el mes con la nevera vacía. No se trata de no comer. Se trata de no caer en las compras impulsivas, en el "mira que descuento y que bien me irían esas botas". En el "- No tengo colores mamá. - Te compro unos nuevos mañana, hija"
Pienso apuntar en una lista todo lo que he conseguido "no comprar" y ver de toda la lista, lo que pasados 30 días, sigo sintiendo como una necesidad vital. Probablemente, en diciembre caerá también algún capricho, pero 30 días de reflexión por lo menos me darán tiempo de buscar con delicadeza, de sopesar pros y contras, de buscar una alternativa más sostenible, o de segunda mano, de apreciar más lo que tengo y de estirar al máximo su uso. Porqué, quizá aquel pantalón ya no resiste otra temporada completa, pero si lo remiendas un poco por lo menos llegará a Navidad.
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