y nos dió por bordar


Muchas tejedoras coinciden estos días en que la falta de concentración, los nervios, la ansiedad, les han quitado las ganas de tejer. O por lo menos las ganas de tejer cosas complicadas, con nuevas técnicas o con patrones que requieran atención.

 

 A mí desde que empezó el confinamiento me dió por bordar. Y hasta contagié a los peques, que bordaron unos arcoiris y un pequeño panel de punto de cruz.

A. también me ayudó a poner orden entre los hilos y se entretiene mucho haciendo escalas de color con las canillas.




Le dí el empujón final a un curso de bordado de domestika al que hacia mucho me había apuntado y acabé un regalo que empecé para los cuarenta de R. pero que no acabé a tiempo, con una frase de lo más adecuada para estos días.

A este paso voy a empezar a poner algunos colores en la lista de lo que hay que comprar cuando acabe el confinamiento y abran de nuevo las tiendas, después de la plastelina de N. y las piezas de hama de A. que empezaron a escasear de buen principio y que tanto estan echando de menos.



También saqué la máquina de coser de debajo de la escalera y además de coser algunas mascarillas he estado trasteando con algún proyecto de costura. Ya os explicaré.  De hecho me he prometido a mi misma, poniendo a medio Ig de testigo, que iba a coser una bolsa de pan con ese gallo antes de que nos dejen salir de casa.

Empiezo a ver que si cuento todo el tiempo que he estado bordando y cosiendo, no es tan extraño lo lento que avanzan mis proyectos de tejido, no?

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