y por coser

Ya expliqué por aquí mis batallitas de costurera novata.

Aquí el capítulo 2:






Sigo con la máquina de coser de mi madre debajo de la escalera. La saqué para improvisar una garlanda de banderolas triangulares para el aniversario de N. Pero no es pilló el coronavirus de lleno y yo aún no había comprado la cinta de bies. Ahí siguen esperando los triángulos.

También he cosido alguna mascarilla, con más pena que gloria, pero ahí estan y las uso las pocas veces que bajo a la calle,  hasta que en la farmacia sea fácil y asequible conseguirlas para todos.

Tuve que coserlas con un hilo flourescentes, porqué no sé si es el hilo o la inexperiencia pero no hay manera que las canillas no se encallen. Necesitaré una clase de costura presencial cuando esto pase. Intercambiaré alguna hora del banco de tiempo con alguna manitas de las agujas.

Pero mientras me voy atreviendo a coser algún patrón sencillo, como esta bolsa bento. No mireis las costuras de cerca, que son un verdadero desastre. Pero, oye, orgullosa se siente una cuando puede plantar las lanas de su próximo proyecto en una bolsa que cosió con todo el cariño y paciencia que buenamente pudo.
Me he portado bien y acabé mi chal dorado y mi jersey primaveral. Me puedo permitir una #castonparty este fin de semana.

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