marzo marzuelo

 Mediados de abril y aún no me había pasado por aquí a dar cuenta de marzo. 

Soy la eterna "esto era para ayer" y yo aquí sigo procastinando. O a lo mejor la astenia primaveral ha llegado antes que el buen tiempo, vaya usted a saber.

Pero no vengo aquí a hablar de mi "mazmorra" que diría @petricoreta, sino a sumar los logros alcanzados de pasar las tardes del invierno tardío en modo mejillón.



Y es que al fin, bordé frutas a las servilletas para que cada cúal ensucie sólo la suya y no aproveche el paso por el cajón de la cocina para endosarle sus manchas a otros.

Cómo estoy cumpliendo con el firme propósito de no comprar lana, empieza a ser díficil tener lana suficiente para un jersey, a no ser que sea multicolor o a rayas.

Y claro, me estaban tentando una madejas que fueron un regalo. Unas de un verde precioso que coloreó el agua de un intensísimo tinte azulado cuando lavé (leáse sumergí 5 segundos) el jersey recién acabado.

Las otras, llegaron desde New York, vía Canarias, aunque la marca es japonesa, sumad los kilómetros que ha recorrido esa lana, globalización mediante.

Feliz con el resultado, una vez superado el toc provocado porqué, al usar una lana degradada, las mangas no son iguales ni por casualidad, el toc de verlo demasiado croped, etc. Ya una empieza a acostumbrarse a compensar el corto del jersey con el alto del tiro de los pantalones momfit acampanados (otro toc a superar) que han sido las únicas compras de las pasadas rebajas. 

Qué una esta ahorradora para la lana, pero también para el resto.

Ea, ¡a trabajar! para que el abril crafty sea tan productivo cómo marzo.

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