mandalas

No es ninguna novedad que soy una #manosinquietas. Cuando necesito relajarme y mi mente anda dispersa, tejer consigue que me concentre en lo que estoy haciendo, vacíe mi mente de otras cábalas y deje pasar el tiempo sin mala conciencia.


No deja de ser un autoengaño. En estos tiempos en que si no eres productiva no vales nada, tener las manos ocupadas, aunque sea en algo trivial, equivale a no dejar de producir algo. De ahí la prisa en sacar una labor de las agujas y sentir que lo has acabado.

La magia surge cuando verdaderamente, dejas de disfrutar solo del resultado y disfrutas también del proceso, de los pequeños avances, de aprender un nuevo punto o una nueva técnica. Cuando disfrutas de la calidad del material y no te fijas sólo en el resultado final.

Cuando aprecias también la imperfección de lo hecho a mano y aceptas que ese es precisamente su valor.

Pero cuesta. Estos días de confinamiento, mucha gente no podía teletrabajar ni ir a trabajar ni tenía niños o ancianos que cuidar y sentirse ocioso pero encerrado, le hacía sentir mal. Surgieron mil y una iniciativas para rellenar el tiempo libre. Hasta resultar estresantes para quienes, de hecho, disponíamos de menos tiempo para nosotros y tenemos que hacer malabares para conciliar.

Pero es cierto que ha sido una excelente oportunidad para disponer de conocimiento compartido gratuitamente, para aprender nuevas técnicas y para elegir, de nuevo, un ocio más creativo y menos consumista, el de ser más autosuficientes, reparar y remendar, plantar o cocinar y sentir un tipo de productividad más doméstica pero no menos importante.

A. y yo hemos seguido algunos de los tutoriales de el instagram tv de dudua y de instagram tv de fabricadetexturas. Y, sin carrera psicologica de por medio, creo que puedo afirmar que su obsesión porqué todo quede perfectamente simétrico, centrado y ordenado, denota hasta que punto le ha trastocado todo su universo la pandemía.

Yo que creía haber aprendido que los defectos, las asimetrías, las tensiones, eran un valor estético estoy desaprendiendo con ella que lo equilibrado, ordenado y simétrico también da paz y tranquiliza.



Así que cuando todo se tambalea alrededor encuentra tu manera de expresar tu necesidad de orden o a la inversa, rompe con las normas y desequilibra la composición si te sientes encorsetada. Acéptate y cuando te pilles ordenando las piezas formando un mandala, no te castigues, no te escondas, al contrario, fotografíalo y aprecia la belleza de las cosas cotidianas.

Comentarios