Y yo voy tarde. Escribo dos semanas más tarde de la cuenta y aún no tengo en el ordenador las fotos de este post. Febrero se nos hace siempre corto después del largo enero. Aunque, este año, con un marzo de 5 fines de semana y cinco lunes, puede que la entrada a primavera se haga esperar.
Más vale hecho que perfecto. Así que voy a aprovechar un ratito para dejar aquí constancia de lo que dió de sí febrero.
La sensación que tengo últimamente es que ya nadie lee blogs y que a nadie interesa que tejí o que leí este mes. Pero de un tiempo a esta parte ya no escribo para nadie. Este blog es para mí.
Empecé a escribir blogs hace casi 20 años, en mi erasmus en Lisboa. Y aún vuelvo a él cuando siento que la memoria me engaña. Reconforta haber escrito ese diario, así que voy a seguir escribiendo este. De aquí a 20 años me sacara una sonrisa el disfraz que le hice a mi hija o las fotos de N. en la cocinita de madera. Recordaran que tuvieron una en un rincón del salón y, si internet resiste este exceso de información, tal vez puedan recuperar las fotos y exclamarse porque la recordaban diferente.
Acabé al fin el cuello panot. Aunque confieso que no me quedé nada satisfecha con la costura y siempre la voy a ver imperfecta. Sigo aprendiendo apreciar lo imperfecto de lo hecho a mano y los errores con los que se puede vivir.
Cuando hay alguna embarazada cerca y se aproxima la fecha prevista de parto saco el ganchillo y tejo algun amigurumi. Algunas veces los envio lejos, pero este próximo bebé, vivirá cerquita.
Le tejí un dinosaurio, que para mí tiene mucho de dragón. Qué decida ella que lo que le parezca.
Leí también bastante, aunque no exactamente lo que me había propuesto al principio de mes. Desde el año pasado llevo la cuenta en goodreads.
Y claro, febrero, es mes de aniversario en casa. La teenager ya tiene 14 y pudimos celebrarlo en familia con primos, tíos y abuelos. No le puedo pedir más al mes más corto del año.
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