fin de curso

...sofocante y perezoso.

Junio es final de curso, inicio de verano y balance de mitad del año. Pero este año poco me apetece ninguna de las tres cosas.


Los últimos días de julio llegó el verano de golpe y este año parece querer cargarse (de nuevo) cualquier récord anterior. Que si noches tropicales, que si máximas por las nubes... El caso es que yo me aplatano y no me quedan fuerzas ni para abanicarme.

Deshice lo único que tejí este mes, un triste calcetín que cuando me lo probé tenía cero elasticidad y no valía la pena tejerle la pareja. Eso también pasa, a veces es mejor tirar de hebra y empezar de nuevo. Ojala pudiera hacerse con otras muchas cosas de la vida.

También leí menos. Pero a medio año vista, leo mucho y variado. Y este año estoy en 3 clubs de lectura y solo uno es virtual. En compañía se lee diferente, como tan bien explica Violeta. Y sales de tu zona de confort y descubres lecturas que nunca te hubieran llamado la atención en un expositor. También relees con otros ojos lecturas clásicas y sobre todo te juntas con un grupo de personas de lo más variopinto pero que resultan encantadoras en su conjunto. Pocas actividades son tan intergeneracionales. Pintar, tejer, tal vez... la mayoría de las que recuperas cuando la tecnología falla

En verano A. y yo sacamos las acuarelas y los cuadernos de lettering (ella) y el lápiz y el puntafina, yo. Seguimos copiando y plagiando el arte de otros con la esperanza de ir aprendiendo. Puede que con los años, nos decidamos a enfrentarnos al lienzo en blanco y dejar que las musas nos inspiren, por el momento solo es pura evasión sin remordimientos, ni consumismo innecesario.

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