calendarios

No soy yo mucho de planificar. De hecho soy de las que la mitad de las veces no sabe en que día vive y felicita los aniversarios el día después.

calendario adviento glaramknits

Y este año invitaba aún más a dejarse de planes, deseos y viajes. Pues bien, este año ha sido el que me he decidido a coser un calendario de adviento. Se acabó hacerlo de quita y pon, cada año diferente, y improvisando a última hora. A partir de ahora cada año se recoge, se lava y se guarda y hasta el próximo año. Porqué si hay una tradición en casa es organizarnos la cuenta atrás de Navidad con planes para hacer juntos. Esa ya llegó para quedarse en nuestro calendario.

De hecho es precisamente este año, que una amiga (y ya sé que suena raro que diga amiga si sólo la conozco de las redes) escribió un manual de adviento. Ese para "las personas que necesitan instrucciones para disfrutar y exprimir cada momento", o sea, yo. Y además tuve la suerte de que me envió en nuestro particular intercambio estacional, un calendario tejido por ella. Y aunque advierte que no es bueno celebrar a destiempo, permíteme que me permita saltarme esa norma en este año de pandemia y celebrar lo que sea cuando se pueda, no importa si es la Navidad para San Juan o mis 40 en primavera.

calendario adviento calcetines tejidos petricoreta

Porqué si algo nos ha enseñado la pandemia es que a veces nuestra alma no va al mismo ritmo frenético que nuestra vida y que hay que parar a esperarla. Más señas de a qué me refiero en esta maravillosa historia "El alma perdida

Decía alguien en las redes, "este 2020 es el mejor 2020 que podríamos haber tenido". Si sigo compartiendo en redes, pese a las cosas que no me gustan de ellas, es precisamente por eso, porqué me ayudan a poner el foco en lo positivo, en lo que salió bien, en los pequeños logros cotidianos, en las sonrisas pese a. No es un intento de falsear la vida, sino de compartirla y recordarla en su lado más amable.

Me quedo con esos aprendizajes del 2020. Estar más en casa ha sacado mi peor faceta, mi lado más antisocial y solitario y supone un paso atrás enorme en el esfuerzo que siempre me supone socializar, salir, los eventos con mucha gente y un largo etc de cosas que me va a costar mucho volver a "normalizar". Mi talón de aquiles y el gran próposito de año nuevo. 

Porqué 2020 también me ha enseñado que no sólo cuento con mi pequeña familia de cuatro, que somos tribu, que interdependemos. Que nos necesitamos y que somos parte de un todo al que hay que cuidar en colectivo. Que en el juego de la vida no se puede (ni se debe) triunfar solo. Porqué en algunos casos, las acciones individuales no son suficientes. No por ello hay que rendirse, seguiremos sumando #12pequeñoscambios en el 2021. 

Ese tiempo en casa nos ha hecho volvernos a enamorar de las personas con las que compartimos refugio y de nuestro HOME (y si no es así, quizá te ha dado el empujón que necesitabas para buscar otra casa que se pueda llamar hogar o otras personas con quién compartirlo) A mí me ha dado la pausa y el tiempo que necesitaba para hacer algunas de las cosas que me gusta hacer: he leído más, he tejido más de 12 proyectos, he bordado primaveras y otoños y le he perdido el miedo a la maquina de coser, cosiendo y deshaciendo para volver a coser. 

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Aún me pesan cosas. Mi vida no es ni tan ligera, ni tan minimalista, ni tan estable cómo desearía. Pero vamos avanzando, los pasos atrás se remontan, no siempre a la velocidad que querríamos, pero todo llega. Algunas de esas cosas llegaron en el 2020. Gracias 2020. Otras llegarán el 2021. Que sepas que tenemos muchas esperanzas en ti, año nuevo. Otras, la mayoría, aún esperaran un nuevo cambio de calendario. 

Por desear que no quede. Yo escribí una larga carta a los reyesmajos y sigo guardando deseos. Pero por aquí solo pediré uno: que venga lo que venga, pueda seguir compartiéndolo.


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